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20 (19) Mujeres, escuchen la palabra del Señor,
pongan atención a su mensaje.
Enseñen a sus hijas a llorar
y a sus amigas a lamentarse así:
21 (20) «La muerte entró en nuestros hogares,
llegó a nuestros palacios;
mata a los niños en las calles
y a los jóvenes en las plazas.
22 (21) Los cadáveres de los hombres quedaron tendidos
como estiércol en el campo,
como espiga que cae detrás del segador
y que nadie la recoge.»
El Señor lo afirma.

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